De la vida real


Publicado en Ultimas Noticias el 2o de febrero, 2010

Cuando vi la película Invictus, al igual que muchos otros, empecé a comparar esta historia basada en un hecho real y lo que pasa aquí.Las primeras escenas muestran una toma completa en la que de un lado, hay un grupo de jóvenes blancos jugando rugby en un campo muy verde y del otro lado, unos niños negros juegan fútbol en una improvisada cancha. Están separados por una vía. Al pasar la caravana presidencial, todos detienen sus juegos. Del lado negro los niños corren esperanzados hacia «Madiba» y del lado verde lo que prevalece es el temor.

De esta manera, Clint Eastwood empieza a narrar visualmente el capítulo del libro El factor humano ( John Carlin) que cuenta cómo el Presidente surafricano Nelson Mandela fue capaz de unir a su país justo a través de uno de los elementos que lo dividía: el rugby, deporte favorito de la minoría blanca.

Todas las expresiones del personaje central pueden ser consideradas citas célebres que ejemplifican que si alguien, en este caso el líder, tiene el valor de romper el círculo del odio, entonces todo puede mejorar.

Esta crisis eléctrica y del agua podría ser una buena oportunidad para que el Presidente de la República dé un paso en su liderazgo y deje de ser el Ángel vengador que interpretó la rabia que sentía una gran parte de la población venezolana hacia unas elites político empresariales y evolucione hacia un liderazgo que construya a favor de todos.

Comparto la tesis de que nos encontramos en un punto de quiebre y tenemos todos los numeritos para que desemboque en un escenario indeseado de violencia, como ocurrió en abril de 2002.

Es probable que un grupito esté apostando al colapso para así » salir de Chávez», pero la mayoría que queremos a este país estamos consciente de que una profundización de la crisis significará una caída desastrosa para todos.

No es secreto que en estos 11 años las dirigencias opositora y oficialista han cometido muchos errores. En algunas áreas, la gerencia pública ha dado muestras tales de ineficiencia que luce muy difícil que el país pueda avanzar en paz si no se convocan todas las voluntades.

Sin embargo, es obvio que por estar en año electoral el camino más fácil es el de profundizar las diferencias que nos polarizan. Será un gran reto no exacerbar la rabia, el miedo y el resentimiento que están presentes en sectores de la población venezolana, para sacar ganancia política.

Si tan sólo se dieran los pasos necesarios para el encuentro, Venezuela podría encaminarse por la senda de la verdadera justicia y quizás hacia una reconciliación, sin necesidad de pasar por la película de violencia y muerte que han sufrido otros pueblos cuando se enfrentan dos visiones tan opuestas como las que aquí tenemos.

El miedo es libre

Con más frecuencia de la deseada escucho expresiones negativas de seguidores de proceso sobre dos temas:

La ineficiencia de la denuncia y la presencia de ciudadanos cubanos en áreas clave.

Me dicen que de nada vale denunciar internamente a quienes hacen corruptelas y se aprovechan de las posiciones en las que están, por lo general sale perdiendo quien se opone a la matraca.

El segundo punto es muy delicado. Hay descontento por la presencia de los antillanos en áreas consideradas estratégicas y que pueden tener implicaciones en la soberanía nacional. Aplauden el apoyo de los médicos, pero no comparten que haya una fuerte presencia de extranjeros en las empresas básicas, en la educación y en el sector cultural «hasta dando clases de cuatro». Oído al tambor .

lreyes@cadena-capriles.com  

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